Robots e imperio by Isaac Asimov

Robots e imperio by Isaac Asimov

autor:Isaac Asimov [Asimov, Isaac]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Ciencia ficción
editor: ePubLibre
publicado: 1985-01-01T05:00:00+00:00


39

Considerando que no se había propuesto volver a su nave hasta por lo menos pasados tres meses, D.G. estaba de excelente humor. Y considerando que Gládia tenía un alojamiento mayor y más lujoso que el anterior, se mostraba claramente deprimida.

—¿Qué es todo esto?—preguntó.

—¿Cómo, mirando el dentado a un caballo regalado? –preguntó D.G. a su vez.

—Yo sólo pregunto. ¿Por qué?

—En primer lugar, señora, es usted una heroína de clase A. Cuando se reparó la nave, este aposento fue remozado para usted.

—¿Remozado?

—Es una expresión. Embellecido, si lo prefiere.

—Este espacio tuvo que ser creado para alguien. ¿A quién he perjudicado?

—En realidad era el cuarto de estar de la tripulación, pero ellos insistieron, ¿sabe? Es su favorita. El caso es que Niss… ¿Se acuerda de Niss?

—Ya lo creo.

—Quiere que se quede con él en lugar de Daneel. Dice que Daneel no disfruta con su puesto y que no deja de pedir perdón a sus víctimas, En cambio él destruirá a cualquiera que le cause la menor molestia, disfrutará haciéndolo, y nunca pedirá perdón por ello.

Gladia sonrió;

—Dígale que tendré en cuenta su ofrecimiento y que será un placer estrecharle la mano, si podemos arreglarlo. No tuve oportunidad de hacerlo antes de aterrizar en Baleymundo.

—Confío en que lleve sus guantes cuando le estreche la mano.

—Claro, pero me pregunto si es realmente necesario. No he estornudado siquiera desde que salí de Aurora. Las inyecciones que me pusieron han reforzado maravillosamente mi sistema inmunológico. —Volvió a mirar alrededor. —Incluso han puesto hornacinas para Daneel y Giskard. Muy amable por su parte, D.G.

—Señora, nos esforzamos por complacerla y estamos encantados de que esté satisfecha.

—Aunque le parezca raro —Gladia parecía realmente desconcertada por lo que iba a decir—, no estoy realmente satisfecha, no estoy segura de que quiera abandonar este mundo.

—¿No? Frío, nieve, lúgubre, primitivo, multitudes gritando incesantemente por todas partes. ¿Qué puede atraerla aquí?

Gladia enrojeció:

—No son las multitudes vociferantes.

—Haré como si la creyera, señora.

—No, no. Es algo completamente distinto. Yo…, yo jamás había hecho nada. Me he divertido de forma trivial, me he interesado por colorear campos magnéticos y me he dedicado al exodiseño de robots. He hecho el amor y he sido esposa y madre… En ninguna de esas cosas he conseguido individualizarme. Si hubiera desaparecido de pronto del mundo o si jamás hubiera nacido, nadie ni nada se habría sentido afectado, excepto, quizá, uno o dos amigos íntimos. Ahora es distinto.

—¿Sí? —En la voz de D.G. se percibía un dejo de ironía.

—¡Sí! Puedo influir en la gente. Puedo elegir una causa y hacerla propia. He elegido una causa. Quiero evitar la guerra. Quiero que el universo esté poblado por espaciales y colonizadores por igual. Quiero que cada grupo conserve sus peculiaridades y acepte libremente las de los demás. Quiero trabajar en ello con tanto empeño que cuando ya no esté, la historia haya cambiado porque yo lo quise y la gente diga: "De no ser por ella las cosas no serían tan satisfactorias como son."

Se volvió a D.G. con el rostro resplandeciente:

—¿Sabe la diferencia que hay después



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.